El álbum del Mundial
- Pedro Dutour
- 23 ago 2022
- 4 Min. de lectura

Uruguay suele ser uno de los países en los que más se venden los álbumes mundialistas de Panini.
El Mundial de fútbol no sería del todo Mundial sin el álbum de figuritas; el álbum que a los hermanos Panini se les ocurrió comercializar hace más de seis décadas atrás. La fiebre mundialista se comienza a palpar, justamente, cuando aparecen los cromos de esta firma italiana ubicada en Módena y fundada en 1961, y cuyo primer álbum de una Copa del Mundo apareció en 1970. Desde entonces, arreglo con la FIFA mediante, son los representantes oficiales en este negocio.
Y esa locura por las figuritas es la que se vive hoy en día. Acrecentada porque salieron al mercado más tarde de lo habitual, en sintonía con la inaudita –y rara– fecha de comienzo del certamen que se va a disputar en Catar.
Para los coleccionistas, los álbumes de Panini siempre tienen preponderancia, y en ese favoritismo, los dedicados a los Mundiales resaltan por sobre todas las cosas. Resultaron ser un éxito desde un principio, de la mano de la pujanza de Benito, Franco, Giuseppe y Umberto Panini. Además de utilizar una novedosa imprenta, se la jugaron por otro aspecto inédito: las figuritas adhesivas.
Los tres primeros álbumes mundialistas, el de México 1970, Alemania Federal 1974 y Argentina 1978, vienen en sus primeras páginas con un racconto de todas Copas del Mundo disputadas hasta ese entonces, con afiches, formaciones de los equipos campeones y jugadores clave. Son unas páginas encantadoras, realmente. Incluso, el de 1974 incluye sendos collages para armar de los trofeos Jules Rimet y Copa del Mundo FIFA con ocho figuritas cada uno. Una belleza.

El reparto de la cantidad de páginas por selecciones no era la misma para todos: los mejores equipos se llevaban tres, otros dos, y los más humildes, como en el de 1974, solo una, como Zaire o Australia. Ese álbum inició la aparición de las figuritas de los estadios donde se iban a disputar partidos y, al final del todo –al igual que el de Argentina–, sumaba unas páginas con selecciones eliminadas (el escudo y cuatro jugadores), algo que en aquel tiempo agregaba cromos en una colección con solo 16 equipos clasificados. Hoy eso sería inviable. En el álbum de 1978 aparece Uruguay en la sección “excluded teams”, justo en el último folio, con las figuras de Raúl Moller, Darío Pereyra, Alberto Santelli y Fernando Morena, compartiendo espacio con el Gales de John Toshack.
Para España 1982, los álbumes de Panini comenzaron a cambiar, en parte. Con 24 selecciones, desaparecieron las páginas de conjuntos eliminados (aunque en esta colección, salen las figuritas de los afiches de todas las sedes), los escudos empezaron a ser “brillantes” y se agregaron los combinados con doble figuras, a modo de ahorro de espacio. Lugar dedicado a los menos renombrados, como Camerún, Argelia o Nueva Zelanda.
Ya en modo estándar de lo que serían las colecciones siguientes –es decir, primera página con afiche, logo y mascota, seguido por estadios y luego los equipos, con fotos en primer plano de los jugadores, más formación y escudo–, el álbum de México 1986 tiene alguna particularidad: salen por última vez todos los posters de los Mundiales jugados hasta entonces, y acompañando la foto de los escenarios, otra de la ciudad mexicana respectiva.
Algo que se repetirá en el de Italia 1990, aunque los estadios se muestran en maquetas. A su vez, la colección de Estados Unidos 1994 incluyó fotos de algunas ciudades, pero en una página separada de la de los lugares de los partidos. Eso sí, no viene con figuritas de la copa, logo o mascota.

Una doble página del álbum de España 1982, con aquellas figuritas dobles de los equipos menos renombrados.
El de Francia 1998 fue el primer álbum de Mundiales de Panini en comercializarse en Uruguay. Este certamen lo disputaban por primera vez 32 selecciones, y nuestro país no estaba clasificado. Igual, recuerdo muy bien, me lancé a coleccionarlo de forma desesperada. Marruecos, Inglaterra, Chile, Nigeria no salen con sus escudos habituales; al parecer, por un asunto de derechos que no se cerró antes de la publicación solo publicaron las banderas. Además, la selección de Irán, que aparece en una doble página con Estados Unidos –nada menos–, está en la colección pero sin figuritas a pegar, al menos en la versión que llegó a Uruguay.
Para el álbum de Corea y Japón 2002 hubo que conseguir 20 figuritas de estadios. Diez por cada país organizador. Es récord hasta el momento, superando los 17 de España 82. Inglaterra, Irlanda y España no muestran su escudo, y en su lugar lucen las banderas (un horror en lo estético); y, para peor, los españoles no visten la camiseta roja de la selección, sino la del equipo que pertenece cada jugador. Otro problema de derechos. Donde sí hay un error es en la parte dedicada a Uruguay: a la foto de Ruben Olivera, la acompaña la información de Nicolás Olivera. Nombre, datos personales y club actual del Nico; foto del Pollo.
De Alemania 2006 no hay mucho para decir: solo que coleccionamos un álbum con una tapa demasiado blanda y que resultó ser el último en incluir selecciones con figuritas dobles. El de Sudáfrica 2010, quizá el preferido del nuevo uruguayo, está precioso: los estadios y afiches –lo mismo sucedió en Brasil 2014– había que armarlos con dos cromos, sumaron más logos –incluido el de la fábrica Panini–, y el de la Copa del Mundo africana se destacó con el detalle de su última figurita. Un trofeo brillante, dorado, saliendo casi del fuego.

Y el anterior a este que acaba de salir, el álbum de Rusia 2018, retomó la figurita simple de los estadios, los jugadores salieron más photoshopeados que nunca, se publicó información adicional de las selecciones y algunos récords mundialistas, y –lo mejor de todo–, sobresalió con la doble página de leyendas, con cromos de todos los campeones. Una preciosura. Además, brillantes.
El actual álbum de Catar 2022 sigue esta misma estela, y con más colorido aún. Y el aspecto de las figuritas se diferencia de sus versiones tradicionales. Lo que no cambia es la pasión. Es como el hincha que adora a su equipo: los álbumes Panini, un sentimiento. Los del Mundial, mucho más.
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