El cocinero andaluz que se enamoró del Chajá y el carnaval uruguayo
- Pedro Dutour
- 31 ene
- 7 Min. de lectura

En la soleada isla de Mallorca, donde el sonido de las olas choca suavemente con la costa y la vida transcurre a ritmo pausado, Rafael Calvente, conocido en redes como Cosas de Rafa, ha logrado construir una comunidad virtual que trasciende fronteras y conecta culturas.
A los 45 años y padre de un hijo de casi 18, este español ha dejado de ser un simple cocinero andaluz para convertirse en un fenómeno digital, principalmente entre los amantes de la gastronomía y la cultura sudamericana. Lo curioso es que su pasión por la comida y las tradiciones de Argentina y Uruguay, especialmente el carnaval uruguayo, comenzó casi por casualidad, cuando un seguidor le compartió un video de una murga en un directo. Desde entonces, todo cambió.
Rafa, natural de Jerez de la Frontera, llegó a Mallorca hace más de una década en busca de nuevas oportunidades en la cocina. Después de haber trabajado en restaurantes de prestigio en Andalucía y otros lugares de España, se trasladó a la isla para ofrecer su talento en el sector hotelero. En la actualidad, es el encargado del desayuno en el hotel Castell de Mar de Mallorca.
Pero fue en 2016, cuando comenzó a compartir sus experiencias culinarias en YouTube (@cosasderafayoutube) e Instagram (@cosas_de_rafa), que su vida dio un giro. De videos simples mostrando recetas de la cocina mediterránea, Rafa pasó a crear contenido sobre sus intereses personales, que incluyeron desde el flamenco y la música de Cádiz hasta su amor por el fútbol y, de manera inesperada, el carnaval.
“Siempre he sido un amante de las tradiciones de mi tierra, pero también de las de otros países. El carnaval de Cádiz es único, pero el de Montevideo tiene algo especial. Fue un seguidor quien me introdujo en el mundo de las murgas, y me enamoré de inmediato”, cuenta Rafa.
Este amor por el carnaval uruguayo comenzó de manera muy humilde. En una transmisión en vivo en Instagram, uno de sus followers le recomendó escuchar una murga de Montevideo. “Empecé con videos durante la pandemia”, relata en una entrevista vía Zoom.
“Una cosa llevó a la otra y empecé a hacer una comunidad de seguidores argentinos muy grande. Hace como un año y medio o dos, un amigo mío argentino, Jorge, que iba todos los años a Uruguay, sabía que me gustaba mucho el carnaval. Él mismo va todos los años allí al carnaval, a ver las murgas. Y en un directo, me pasó un fragmento de una canción, no sé si era de La Trasnochada o de Agarrate Catalina. Me quedé así y digo, qué bonito. A partir de ahí empecé a investigar el tema del carnaval de ustedes. Ha sido como una bola de nieve hasta hoy, que me he metido de lleno en la cultura porque me ha fascinado”, cuenta.
Rafa, curioso como siempre, se puso a investigar así sobre la tradición del carnaval uruguayo. Después de ver varios videos y escuchar murga tras murga, se dio cuenta de que había encontrado algo que resonaba profundamente con él, algo que lo conectaba con las raíces de su propia cultura andaluza.
De la reacción a la investigación
De ese modo, lo que comenzó como una reacción casual en un video de YouTube se transformó en un interés más profundo y en un contenido específico. Con el tiempo, Rafa empezó a crear videos sobre el carnaval uruguayo, comparando sus elementos con los del carnaval gaditano y analizando los aspectos más significativos de la celebración en Montevideo, como la murga, los desfiles y las comparsas.
“Hay una similitud en la pasión, en la reivindicación social que ambos carnavales tienen, aunque el estilo de cada uno sea muy distinto”, reflexiona Rafa, destacando lo que él considera un punto en común: la protesta y el humor ácido, dos pilares de ambos carnavales.

Los seguidores de Rafa no tardaron en notar su entusiasmo genuino por el carnaval de Uruguay, y sus videos comenzaron a tener un impacto mucho mayor que el que él había anticipado. En las redes, los comentarios se multiplicaban y las interacciones con sus seguidores uruguayos crecían exponencialmente. Fue en ese momento cuando Rafa comprendió que su canal había tocado una fibra sensible en un público muy particular: los mismos uruguayos.
El Postre Chajá: un descubrimiento
A lo largo de sus transmisiones y contenidos, Rafa también comenzó a recibir recomendaciones gastronómicas de sus seguidores, que le sugerían recetas y postres típicos de Uruguay. También él mismo miraba videos sobre distintos platos de todas partes.
“En Instagram seguía a una chica que es cocinera, pastelera, y ahí vi el postre: el Chajá. Me dije, uy, ¡qué cosa más chula, más bonita! ¡Qué buena pinta tiene esto, coño! Y estuve viendo videos y viendo cosas, cómo se prepara, la historia que tenía detrás”, detalla Rafa. “Hice un reel hablando sobre el Chajá y se fue a la mierda. Ese reel lo han visto más de 100.000 personas, no sé si va ahora por 150.000 visitas. Con esa historia del Chajá, me han escrito gente de todos los lados. Yo no sé cuántas veces me han dicho que es de Paysandú”, relata entre risas.
Aunque Rafa tenía bastante experiencia en la cocina, el Chajá le resultó un desafío y, de ese modo, decidió intentar su elaboración. En uno de sus videos más populares, mostró el proceso de preparación del Chajá, mientras comentaba con entusiasmo sobre los ingredientes y la historia que envolvía este postre.
“Lo primero que pensé fue que este postre es una joya escondida. Tiene una combinación de texturas que es difícil de encontrar en otros postres”, explica Rafa mientras recuerda los primeros intentos por recrearlo en su cocina. Sin embargo, también reconoce que el Chajá es un postre complejo de hacer bien, y que cada pastelero uruguayo tiene su propia interpretación (aunque su receta original contiene algún secreto no develado).
Además, tuvo la oportunidad de preparar un Chajá junto a una pareja uruguaya que tiene una pastelería en Mallorca, llamada La Montevideana. “Lo que más me gustó del postre fue el contraste del melocotón con la crema y el bizcocho. Es un equilibrio perfecto”, ahonda.
Los comentarios de los seguidores uruguayos que vieron ese video no se hicieron esperar, muchos de ellos ofreciéndole consejos sobre cómo mejorar la receta o qué cambios hacer para que el sabor se asemeje al original. “Fue increíble la cantidad de apoyo que recibí, tanto de uruguayos como de argentinos, que me animaban a seguir aprendiendo sobre sus platos y postres”, señala Rafa, quien, a pesar de no haber probado el Chajá en Uruguay, asegura que el sabor que logró recrear era el más cercano al auténtico.
Una conexión más allá de las redes sociales
La comunidad de seguidores de Rafa se ha convertido en una especie de familia virtual. A través de mensajes directos, comentarios y transmisiones en vivo, ha podido conocer no sólo la gastronomía y la música de Uruguay, sino también las historias de vida de muchas personas que, al igual que él, se sienten vinculadas por una pasión común. Rafa se siente particularmente cercano a los uruguayos, quienes lo han acogido con calidez y hospitalidad, incluso sin conocerlo personalmente.

“Lo que más me ha sorprendido de los uruguayos es su generosidad. No sólo con la comida, sino con el corazón. He recibido miles de mensajes invitándome a conocer Uruguay, a ir a un asado, a disfrutar del carnaval. Me han tratado como si fuera uno más de la familia; jamás en la vida he conocido gente nueva y que ya quieran dártelo todo”, comenta Rafa, quien todavía no ha tenido la oportunidad de visitar el país, pero asegura que está trabajando en ello.
A pesar de su apretada agenda de trabajo en Mallorca, Rafa ha expresado en varias ocasiones su deseo de viajar a Uruguay. Para él, el carnaval es su principal motivación. “Es un sueño ver las murgas en vivo, caminar por las calles de Montevideo durante las fiestas, y sentir la magia de todo eso. Quiero estar allí”, afirma con determinación.
“Toda la gente que me he cruzado durante este año y medio, dos años, que llevo haciendo este tipo de videos, me escribe superabierta. Me siento superquerido. También, lo tengo que decir, los uruguayos son muy parecidos a los argentinos. Tengo amigos argentinos con los que sigo manteniendo contacto. Cuando haga el viaje, quiero ir a Montevideo y a Buenos Aires, esos son mis dos lugares principales para visitar”, dice con sentimiento.
El futuro de Cosas de Rafa
Rafa ha comenzado a buscar formas de hacer realidad ese sueño. A pesar de las dificultades económicas, no pierde la esperanza. “Sé que el viaje será costoso, pero tengo la idea de que con el apoyo de mis seguidores o de algún patrocinador podré hacerlo realidad en un futuro cercano”, afirma.

De cualquier modo, ese sueño de visitar Uruguay choca con una realidad económica que se interpone en su camino. “Mucha gente piensa que porque tengo seguidores en internet soy rico, pero nada más lejos de la realidad. Soy un cocinero que vive al día, y un viaje así cuesta mucho dinero”, confiesa. Para financiar su sueño, ha abierto colectas en plataformas como Abitab en Uruguay y Bizum en España. Hasta ahora, no ha sido mucho lo que ha reunido y sabe que necesita bastante --al menos 3.000 euros para los vuelos de él y su esposa (“quiero ir con mi mujer, no voy a ir solo”, dice)-- para cubrir los gastos de pasaje y estadía.
“Si logro ahorrar lo suficiente, espero poder viajar en 2026. Mientras tanto, seguiré aprendiendo y compartiendo contenido sobre el carnaval y la cultura uruguaya. Es algo que me llena de alegría y pasión”, asegura quien en España es hincha del Barcelona (pasión inculcada por su padre) y que, por ahora, prefiere no elegir ninguna opción en Uruguay (ya le han regalado camisetas de Peñarol o Nacional). “En el fútbol uruguayo no me decanta por ninguno. Prefiero dejarlo así”, afirma con diplomacia.
Cosas de Rafa sigue creciendo, y su amor por Uruguay, su carnaval y su gastronomía sigue siendo el motor que impulsa su trabajo. Rafa no sabe qué le deparará el futuro, pero lo que es seguro es que, más allá de las cámaras, su conexión con Uruguay sigue siendo fuerte. En su corazón, ya es parte del carnaval de Montevideo, del Chajá sanducero, de los asados familiares y de la calidez que lo une con ese rincón del mundo tan lejano y, al mismo tiempo, tan cercano.
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