El origen del último grito de la moda
- Pedro Dutour
- 14 may 2020
- 2 Min. de lectura

La actual circunstancia global ha llevado a adoptar una indumentaria que, por decir poco, es molesta y antiestética. Te hace sentir ridículo, no te deja respirar con normalidad y cuando querés hablar también representa una dificultad. No te escuchan, te entienden mal y hay que repetir todo para hacerse comprender.
Al convencimiento, ahora sí, de que significan seguridad y que su uso resulta clave para alejar el contagio, le siguió la confección de modelos de todo tipo: coloridos, estampados, con las insignias del equipo favorito, con dibujos estrafalarios, con sonrisas, con cara de malo, con flores, con lo que se te cante.
El barbijo o tapaboca, que por siempre ha estado ligado fundamentalmente a la función médica, vive hoy su hora máxima. Ahora, ¿cuál es el origen de este insumo hoy tan codiciado y en el que famosas marcas de ropa se han puesto a su vez a diseñar?
De acuerdo a un artículo de BAE Negocios, se le atribuye al médico y cirujano francés Paul Berger ser el primero en ponerse un barbijo mientras operaba en octubre de 1897. "Durante varios años, me ha preocupado la parte en que las gotas de líquido proyectadas desde la boca del operador médico o sus asistentes pueden ejercer sobre los brotes de infección", aseguró el galo poco unos años después.

Ese mismo año, el cirujano austro-húngaro (aunque dada su proveniencia familiar se lo considera polaco) Jan Mikulicz se convirtió en referente en torno a los tapabocas al montar en Breslau, en el suroeste de Polonia, el quirófano aséptico más moderno de Europa en el que utilizó máscaras de gasas y telas como una forma de disminuir las infecciones quirúrgicas, según una nota del Diario Z de Buenos Aires.
Este reporte le adjudica la invención de la máscara quirúrgica a Mikulicz en detrimento de Berger, en base a una información del sitio web especializado Bimédica. "En 1897 Mikulicz luchó por el uso de mascarillas de gasa cuando demostró la teoría de la infección por gotas. Sin embargo, no fueron obligatorias hasta 1926, cuando en heridas infectadas se encontraron los mismos microorganismos que había en las narices y gargantas de cirujanos y enfermeras", se asegura.
Entre medio, las autoridades chinas las adoptaron en 1910 para evitar la propagación de la peste neumónica, la más letal de las pestes y que se contagia entre humanos y animales. Ya en 1918, los barbijos se hicieron conocer definitivamente a nivel mundial al ser utilizados para protegerse contra la gripe española que en más de dos años causó la muerte de entre 50 y 100 millones de personas.
Y para 1926, con la Primera Guerra Mundial finalizada -en la que la utilización de los tapabocas disminuyó-, este famoso accesorio pasó a ser obligatorio para las intervenciones médicas. En países como China, y con el correr del tiempo en otros de Asia -Japón, por ejemplo-, las máscaras se mantuvieron populares como símbolos de civismo y de sentido de comunidad. ¿Iremos todos a vestir con mayor frecuencia el barbijo por los siglos de los siglos?
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