Cuando Alemania perdió contra Alemania
- Pedro Dutour
- 5 may 2020
- 3 Min. de lectura

En tiempos de guerra fría, hubo un solo enfrentamiento mundialista entre las dos Alemanias, y se dio justamente en la Copa del Mundo que organizó Alemania Federal en 1974 y, a su vez, resultó ser el único certamen de este tipo al que clasificó Alemania Democrática. Por ende, ese duelo, que se disputó en Hamburgo el 22 de junio de aquel año con el arbitraje del uruguayo Ramón Barreto, tuvo ribetes políticos: se medían el anfitrión, símbolo del occidente capitalista, y los alemanes del Este, que habían caído del lado comunista en la cortina de hierro.
A este partido, el tercero de ambos de un Grupo 1 que compartían también con Chile y Australia, ambas selecciones llegaron clasificadas y así definían el primer y el segundo lugar de la serie. ¿El ganador? Alemania Democrática para sorpresa de todos. O no tanto: con ese resultado, Alemania Federal evitaba en segunda ronda a la temible Holanda, a la que luego venció en la final (2-1) celebrada en Munich el 7 de julio.
La Alemania comunista ganó por 1-0 con un tanto conquistado a los 77 minutos de juego para así aplicarle la única derrota en el torneo a los locales. Y aquí viene lo más interesante de esta historia. El autor del gol, Jürgen Sparwasser, se suponía que debía ser proclamado héroe por el gobierno de su país y ejemplo de deportista en representación de la hoz y el martillo. Se dijo que al finalizar el Mundial, el jugador del Magdeburgo, que en ese momento tenía 26 años, recibió la promesa de recibir de manos de las autoridades un auto, una casa y dinero por ese gol en el Volksparkstadion de Hamburgo.
Pero nada de eso sucedió aunque el gobierno de la RDA lo utilizó políticamente. Más allá de los 2.500 marcos occidentales -con más valor que los orientales- que recibió cada jugador por pasar de fase, al ingeniero mecánico le cayeron críticas por haber favorecido a los federales. Es que, como decíamos, esa derrota le sirvió a Alemania Occidental allanar el camino al título evitando en la segunda ronda a los holandeses y su fútbol total, y también a Brasil, el campeón vigente en esa instancia.
"Una parte de los habitantes de Alemania Democrática no estaba de acuerdo con el sistema político del país, con el socialismo. Esas personas reaccionaron negativamente. Todos esperaban y creían que perderíamos el partido, que nos meterían cinco o seis goles. Por eso surgieron envidias y antipatías. No solo contra mí, sino también contra mis compañeros de equipo. Ésa es la parte negativa, que uno conoce al final", comentó el propio Sparwasser en una entrevista con el diario El País de Madrid publicada en junio de 2006.
En ese mismo artículo, el exjugador reveló que cinco minutos después de que Alemania Federal levantara la copa, recibió un telegrama occidental dirigido a él en el que le agradecían por su gol de un par de semanas antes. "Y decía: 'Spari -mi mote-, te damos las gracias. Toda Alemania te da las gracias'. Fue lo mejor que podía haberles pasado a los jugadores de Alemania Federal. Todos lo dicen".
De cualquier modo, Sparwasser rechazó tajantemente que aquel compromiso estuviera arreglado. "Eso es una tontería enorme. (...) Le aseguro que aquel partido no lo quería perder ninguno de los dos equipos", subrayó en ese mano a mano con El País español.
Antes de ese Mundial, el exdelantero se había afiliado al Partido Comunista para así poder participar en la selección que jugó los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Ese combinado logró la medalla de bronce. Uno de los hitos en la carrera de Sparwasser, aunque el más importante lo alcanzó con su equipo, el Magdeburgo, al levantar la Recopa europea en 1974. Uno de los escasísimos éxitos a nivel continental de los clubes de Alemania Oriental.
Para rematar esta historia, cabe decir que terminó escapándose -como tantos otros- de la Alemania comunista para vivir en la Alemania capitalista. Y lo hizo para reunirse con su familia, en 1988, poco antes de la caída del Muro de Berlín. La decisión la tomó por presión del Partido Comunista que quería que tomara las riendas como entrenador del Magdeburgo, cuando la cabeza de Sparwasser estaba en otro lado.
"Lo rechacé en tres ocasiones. Les dije que no era lo que quería hacer. Mi meta era otra. Pero intentaron presionarme y evitaron que pudiera escribir mi tesis doctoral. Así que entonces destruyeron mi carrera profesional. Yo tenía 40 años y me quedaban 25 de trabajo para recibir la jubilación. Me quedé sin posibilidades de completar mis planes profesionales. Así que decidí irme a Alemania Federal con mi mujer, que ya estaba al otro lado de la frontera", relató. Y para ello, se aprovechó -como tantos otros- de un evento deportivo del otro lado de la cortina de hierro, en este caso, de un encuentro de fútbol entre veteranos.

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