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A sus zapatos

  • Foto del escritor: Pedro Dutour
    Pedro Dutour
  • 27 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Todos sabemos que resulta notable el vínculo afectuoso entre la mujer y el chocolate, pero me da la impresión que es aún más notorio la relación mujer-zapatos. Vaya uno a saber bien por qué. Mi hija Victoria, que tiene solo tres años, por ahora no es muy dada al chocolate pero sí le gusta elegir los zapatos (también la ropa, y si es blanca mejor), y pone cara de pocos amigos si otro se los selecciona por ella.


Hace unos días, cuando me disponía a regalar un par de zapatos a alguien que es súper fan de esa indumentaria -un par de botas por año en cada invierno, un par de calzados adecuado en cada verano o en cada media estación-, busqué en Internet frases y dichos que combinaran "mujer" y "zapato". Los mensajes son contundentes, realmente.


"Dale a una mujer los zapatos correctos y podrá conquistar el mundo", dice uno así tranquilamente. "Hay dos cosas que una mujer no puede evitar: llorar y comprar zapatos", asegura otro en un tono más melodramático. "Las mejores cosas de la vida vienen en caja de zapatos", se leyó por ahí. "Puede que duelan, pero siguen siendo los mejores amigos de una mujer", señala otra frase en relación a los calzados.


Y parece que la gran diseñadora francesa Coco Chanel, que hoy tendría 136 años y a la que se le atribuyen expresiones como "una mujer sin perfume es una mujer sin futuro" o "no hay mujeres feas, sino mujeres vagas", también dejó patentado una máxima sobre los zapatos: "Una mujer con buenos zapatos no puede ser fea".

Coco Chanel la tenía clara: "Una mujer con buenos zapatos no puede ser fea".


Mi madre me dijo hace unos días que, cuando era más joven, si veía un par de calzados que eran de un talle menor al suyo, igual los compraba si le gustaban. Y estamos hablando de una persona muy austera en sus gastos de indumentaria (en todo lo demás también). Una tía no dudó en indicarme que le "encantan" los zapatos y que los tendría de "todos los colores". "Zapatos, sandalias, tacos altos, todos preciosos; te ponés un vestido y un buen par de zapatos y quedás espléndida, es lo primero que miran de las mujeres", continuó con entusiasmo.


Quizá más práctica, una amiga y colega dejó en claro que comprar zapatos "sale caro" y que ella los usa hasta que "no dan más". Pero por supuesto que conoce muy bien lo que significa ese implemento para el mundo femenino. "Para muchas mujeres los zapatos son importantes; es el complemento. Te calzás unos tacos aguja y sos una divina; pero hay que saber llevarlos", subrayó.


Manolo Blahnik, un famoso diseñador español de 77 años, también nos acerca una explicación de ese amor-amor entre las ladies y los zapatos: "A las mujeres les gusta transformarse, y los zapatos son la manera más fácil e instantánea de hacer una metamorfosis. Además, cuestan menos que una joya o un vestido de alta costura".

Leí por ahí que existe una explicación científica en esta relación de hierro. Las mujeres cuando compran zapatos su cerebro segrega dopamina, que les brinda un estado de bienestar y de ánimo. Por lo tanto, la mujer compra algo más que buen gusto, moda, estilo, elegancia. Y así, si querés hacerle el bien a una mujer, queda clarísimo, regalale un par de calzados.


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